CONSEJO EUROPEO. Bruselas, 16 de julio de 2014

Fuente: www.europa.eu
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Si por algo destacó la reunión de los líderes europeos del pasado 16 de julio no fue precisamente por las decisiones adoptadas, sino todo lo contrario: por su indisposición para consensuar los nombres de los sucesores de Van Rompuy y Catherine Ashton al frente del Consejo Europeo y del Servicio Europeo de Acción Exterior, respectivamente. Tras el comienzo de la sesión nocturna, algunos internautas incluso bromeaban en la red social Twitter con frases como: “Si #EUCO [el Consejo Europeo] no puede dar trabajo a dos personas, ¿cómo van a dar empleo a 25 millones?”. Casi al mismo tiempo, se producía la anécdota de la jornada desde la sala de reuniones y con Angela Merkel como protagonista. Entre debates y nominaciones, la canciller alemana saludaba el advenimiento de su 60 cumpleaños rodeada de emisarios europeos en una sesión que se prolongó hasta pasada la media noche.

Los mandatos del Presidente del Consejo Europeo y de la Alta Representante de la UE para los Asuntos Exteriores y la Política de Seguridad expiran a finales de año. El primero deberá abandonar su cargo el 1 de diciembre. Por su parte, el mandato de la Baronesa Ashton vence el próximo 1 de noviembre, tras cinco años en el puesto. Debe recordarse también que, tanto el Parlamento Europeo como la Comisión, ya cuentan con sus respectivos dirigentes. Tras la elección de Schultz como presidente de la Eurocámara, el 15 de julio le tocó el turno de Jean-Claude Juncker, que logró la investidura y sustituirá a Durao Barroso como titular del ejecutivo comunitario.

La única certeza en cuanto a la doble nominación es que la próxima jefatura de la diplomacia europea saldrá de las filas del Partido Socialista Europeo. De momento, la propuesta que cuenta con más fuerza es la de la actual ministra de Asuntos Exteriores italiana, Federica Mogherini. A su favor juega el hecho de contar con el apoyo de sus compañeros de partido[1], así como con el beneplácito de algunos pesos pesados como Francia. En su contra, se tiene una doble argumentación. Por un lado, se aduce su corta edad (41 años) y su falta de liderazgo e inexperiencia en temas relacionados con el este de Europa —uno de los desafíos centrales de la política exterior y de seguridad europea actual—. Por otro lado, Polonia y los países bálticos esgrimen su tibieza y actitud rusófila en el contexto de la crisis ucraniana. Incluso ha llegado a especularse con que detrás de este nombramiento podrían esconderse intereses estratégicos italianos en materia de energía.

Así las cosas, habrá que esperar hasta la nueva convocatoria del Consejo Europeo —el próximo 30 de agosto— para conocer las piezas que sellarán la renovada esfera de liderazgo de la Unión. Por tanto, se abre un breve período para nuevas consultas, especulaciones y complicados equilibrios para formar un ticket de nominados —incluidos los miembros de la Comisión— que debe satisfacer, al mismo tiempo, criterios de afiliación política, paridad de género y reparto de poder entre los Estados miembros.

[1] Es importante destacar que el Partido Democrático italiano es la formación política más numerosa en la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas del Parlamento Europeo.

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