Yemen: «Ustedes tienen los relojes, nosotros tenemos el tiempo»

Escrito por J. Comins y editado por Aníbal Jaisert para AISH

La franquicia de Al Qaeda en la península Arábiga (AQAP), que en su día vio en el país más pobre y desestructurado del mundo árabe un campo abonado desde el que dirigir sus operaciones, está rentabilizando al máximo el caos provocado por el estallido de la revuelta en Yemen. Si durante los primeros compases de la insurrección popular, y sin apenas pérdida de tiempo, se apresuró a tomar el control de varias ciudades en la provincia de Abiyán a través de uno de sus grupos afiliados —denominado Ansar al-Sharía—, en el transcurso de las últimas semanas, una ofensiva a gran escala ejecutada por el ejército, con el visto bueno y apoyo de Washington, ha revertido dicha situación. Literalmente, los terroristas han perdido terreno, pero solamente eso.

La violencia se ha trasladado ahora a la capital, donde varios ataques suicidas contra miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado yemení se han cobrado más de un centenar de víctimas. A la masacre de militares perpetrada el pasado mes de mayo durante los preparativos del desfile conmemorativo del vigésimo segundo aniversario de la unificación de Yemen, le sigue el atentado ejecutado hace unos días junto a las puertas de la academia de policía en Saná. La explosión habría costado la vida a ocho cadetes y herido a otros veinte, según ha informado la agencia estatal de noticias Saba. Además de lo anterior, hay que señalar el renovado interés por las embajadas extranjeras como objetivo terrorista prioritario.

La escalada de inseguridad en el corazón del país pone de manifiesto que la expulsión de los terroristas y la eliminación de sus bastiones en el sur no han minado en absoluto su capacidad para sembrar el terror. Lo que sí parece haber cambiado son las tácticas empleadas y el horizonte estratégico de AQPA. Consciente de sus fortalezas y debilidades, la organización parece que está optando por llevar el juego a su terreno, incluyendo un cambio de reglas más favorable para sus intereses. La dirección de Al Qaeda estaría arrastrando al gobierno yemení y a sus aliados desde un escenario dominado por el enfrentamiento militar directo con las fuerzas armadas yemeníes, similar al de una guerra convencional —y cuyas posibilidades son prácticamente nulas—, hacia un nuevo teatro de operaciones más asimétrico, a la vista de los buenos resultados obtenidos en Afganistán e Iraq.

AQPA sigue conservando un enorme potencial de penetración mediática y propagandística. La eliminación de Samir Jan —a quien se le atribuye la autoría principal de la revista Inspire— junto al clérigo y terrorista global Anuar al-Aulaki, no ha evitado que sigan apareciendo nuevas entregas de dicho boletín. Su último número vio la luz el pasado dos de mayo bajo la sugerente rúbrica Winning on the Ground. Tampoco ha impedido la publicación de una especie de manual del yihadista titulado Expectations Full y que, dicho sea de paso, concede una gran importancia al aprendizaje de las  tácticas propias de la guerra de guerrillas.

Por el momento, el avance logrado desde el punto de vista operacional, no se ha traducido en el plano estratégico. En este sentido, Carlos Echevarría, analista y profesor de relaciones internacionales de la UNED, señala que «la diversidad de respuestas que se le da a dicha amenaza —operaciones militares, por un lado, y ataques selectivos estadounidenses, por otro, pero sin formar parte unos y otros de una estrategia unificada que busque la derrota del enemigo— no hará sino debilitar a esta pero no hacerla desaparecer». No hay que olvidar que una de las principales características de Al Qaeda en Yemen es su probada versatilidad en cuanto al tipo de escenario, sea un entorno rural o urbano,  y la modalidad de los ataques, tanto convencionales como suicidas.

Como sugiere el viejo proverbio afgano y título de esta «clave», el tiempo está de parte de AQAP. Más si cabe, dada la facilidad con la que sus miembros pueden integrarse en la sociedad yemení por razones tácticas en momentos como el actual, asegura el bloguero y periodista local Nasser Arrabyee. Mientras tanto, siguen regresando combatientes desde Pakistán y Afganistán y los campos de entrenamiento prosiguen con sus actividades. Porque la dirección de Al Qaeda es plenamente consciente, y así lo transmite a través de su propaganda, de que «hoy la yihad requiere inteligencia, paciencia y resistencia».

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J. Comins

J. Comins es politólogo especializado en diplomacia, relaciones internacionales y seguridad. Durante los últimos años ha participado en las operaciones de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas en República Centroafricana (MINUSCA) y Mali (MINUSMA), y trabajado como asesor de seguridad en el ámbito humanitario para la fundación International NGO Safety Organisation (INSO) en Afganistán. De manera ocasional, colabora en la publicación de análisis para el Instituto Español de Estudios Estratégicos (Ministerio de Defensa) y el Grupo de Estudios sobre Seguridad Internacional (GESI) del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Granada.

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