Infografía de @ajlabs
La sucesión de la monarquía saudí es, casi con toda seguridad, la cuestión hereditaria que más especulaciones suscita en los salones diplomáticos internacionales. Lo que no es para menos si se tiene en cuenta, en primer lugar, que este reino del desierto es el primer productor mundial de petróleo y alberga las segundas mayores reservas probadas del mismo (15,8% del total), según el BP Statistical Review of World Energy 2014. En segundo lugar –y en parte como resultado de lo anterior–, por el hecho de que Arabia Saudí ha sido el principal aliado estratégico de Estados Unidos en Oriente Próximo desde el término de la Segunda Guerra mundial. Y en tercer lugar, porque desde la muerte del rey Abdelaziz Ibn Saúd en 1953, el trono solamente ha cambiado de manos en forma colateral entre sus hijos.
Para seguir leyendo el análisis, publicado en la web de Estudios de Política Exterior, pulsa aquí.